Una enfermedad mental no es un tema de juego, ni mucho menos debemos tomarlo a la ligera. Un profesional en psicología perfeccionará sus conocimientos con estudios de posgrado (máster).
Según la Federación de Enfermedades Mentales, se define como una condición que afecta al pensamiento, los sentimientos o el estado de ánimo de una persona durante un periodo de tiempo sostenido, y que le afecta negativamente.
Quizás te estés preguntando si la depresión es una enfermedad mental, si la ansiedad está dentro de estas enfermedades que degradan el bienestar de las personas. Pues sí, lo son. De hecho, son de los tipos más comunes. Pero no son las únicas que existen, a continuación, presentaremos tres tipos de enfermedades mentales.
Existen estudios donde se revela que el 18,1% por ciento de los adultos en Estados Unidos sufren trastornos de ansiedad. Estamos hablando de 40 millones de personas en ese único país que sufren cada año los síntomas de un trastorno de ansiedad. Otro dato a tener en cuenta, es que esos 40 millones de personas, se calcula que sólo el 36,9% por ciento recibe ayuda.
Los trastornos de ansiedad rara vez aparecen solos y es habitual que se codiagnostique junto con alguna otra condición. Se diferencian de algunas variedades como el trastorno de ansiedad generalizada (TAG), el trastorno de pánico, el trastorno de ansiedad social (TAS) y el trastorno obsesivo compulsivo (TOC).
Pero ¿qué tienen en común todos estos trastornos de ansiedad? Pues, todas estas variaciones se caracterizan por una preocupación casi incontrolable que afecta a varios aspectos de la vida, por ejemplo: el sueño, las relaciones, los estudios y el trabajo. Pero, existen varias opciones de tratamientos efectivos para enfrentar este trastorno que incluyen diferentes formas de terapia y también medicación.
¿Qué significa que la personalidad de alguien sea desordenada, es decir, sufra un trastorno? Los trastornos de la personalidad de refieren a patrones de comportamientos, emociones y pensamientos que desvían notablemente lo que se considera un criterio de normalidad.
El Instituto Nacional de Salud Mental sugiere que el 9,1% por ciento de la población presenta rasgos característicos de un trastorno de la personalidad. Pero ¿cómo se aprecia esto en la vida real?, ¿podría diagnosticarse un trastorno de la personalidad a cualquiera que sea un poco diferente?
Pues bien, según los criterios estandarizados de diagnósticos, estas diferencias de personalidad deben causar al individuo un malestar significativo, ya sea en la forma de verse a sí mismo, a los demás y a las situaciones. En la expresión de sus respuestas emocionales inapropiadas o exageradas, en el control de sus impulsos o en la manera en que se relacionan y funcionan con los demás.
Los trastornos de la personalidad no pueden curarse, pero afortunadamente sí pueden tratarse. Los posibles tratamientos pueden consistir en combinaciones de medicamentos para los problemas de salud mental subyacentes, así como distintas formas de terapia, incluyendo la terapia conversacional.
Si decimos TDAH, ¿qué es lo que te viene a la mente? El estereotipo de una persona diagnosticada con TDAH, suele ser el de un niño pequeño que se mueve inquieto por todos lados o que no logra terminar su tarea. Es relevante saber que entre el 7,8 y el 11% por ciento de los niños que se encuentran entre los cuatro y 17 años, son diagnosticados de TDAH.
El TDAH afecta a personas de todas las edades e incluye múltiples síntomas, por ejemplo: incapacidad para concentrarse, incapacidad para permanecer sentado, inquietud generalizada, olvidos continuos o pérdida recurrente de objetos. Los síntomas en cada individuo varían en función de su edad, sexo o género y tipo de TDAH.
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